domingo, 21 de agosto de 2016

Detrás de más cadáveres


Los cuerpos investigativos a cargo de develar la desaparición de Carla Massiel Cabrera, el 25 de junio de 2015, tienen la sospecha de que otros cuerpos podrían estar enterrados en las cercanías donde vive la familia de la infante. El portavoz de la Policía, general Nelson Rosario, dijo ayer que el descenso encabezado el sábado por la fiscal de la provincia Santo Domingo, Olga Diná Llaverías, cerca del lugar donde fueron encontradas las osamentas que se presumen son de la niña, fue realizado para descartar o confirmar que hayan sido sepultados otros cadáveres en esa zona. “Se quiere descartar que hayan otros hechos, que aparezcan cadáveres de otros casos que estén pendientes de resolver”, expresó Rosario.
También dijo que “se está rastreando toda esa zona para despejar toda duda de que hay más casos en esa área” donde se realizó el descenso.  

No se descarta que haya más cuerpos sepultados
Los investigadores del caso de la niña Carla Massiel Cabrera tienen elevadas sospechas de que en el perímetro donde fueron encontrados los restos que se cree pertenecen a la pequeña podrían haber otros cuerpos enterrados.
Así lo informó el portavoz de la Policía Nacional, general Nelson Rosario, quien dijo que el descenso efectuado el pasado sábado cerca de la vivienda familiar de la pequeña Carla Massiel era “para descartar que aparezcan otros cadáveres de otros casos que estén pendientes de resolver”.
“En la continuación del proceso de perseguimiento a los casos, ayer continuaron porque se quiere descartar que haya otros hechos; que aparezcan cadáveres de otros casos que estén pendientes de resolver”, agregó.
“Se está rastreando toda esa zona para despejar toda duda de que hay más casos en esa área; en eso es que se está trabajando y en espera de los resultados del Inacif; estamos a la espera de los resultados de la osamenta”, añadió el portavoz policial.
Indicó que el ministerio público “rastrea toda la zona, descartando que otros casos tengan la misma situación, para entonces profundizar las investigaciones”.
Hasta ahora, asegura, “no hay nuevas evidencias”.
El sábado pasado, agentes de la Dirección Central de Investigaciones Criminales (Dicrim); del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y la fiscal de la provincia Santo Domingo, Olga Diná Llaverías, efectuaron un descenso en el entorno donde fue encontrada la osamenta que se cree pertenece a la pequeña desaparecida.
La niña Carla Massiel Cabrera, de 10 años de edad, desapareció el 25 de junio de 2015. Residía en la localidad Los García, de La Guáyiga, en Pedro Brand, junto a su madre, Diolandita Cabrera, y su padrastro, Manuel Reyes.
 Hablan padres de acusado
 Amparo Infante y José Trinidad, padres de Dawin José Trinidad Infante, vincularon a Ronald Castillo (a) “El Flaco” en el caso de la niña Carla. Este individuo fue abatido el 9 de noviembre de 2015 durante un enfrentamiento con la Policía por haber robado un vehículo con un niño dentro.
José Infante reveló ayer a Listín Diario, que “el mismo día que se desapareció la niña, El Flaco, supuestamente, andaba ahí en una guagua de doble cabina, roja, y de ahí pa’lante más nunca volvió a entrar desde que desapareció esa muchacha”.
Además, el padre del imputado señaló que el occiso iba con frecuencia a una finca cercana a la localidad, propiedad de un médico que también falleció el año pasado.
Según el informe policial, Castillo fue abatido, junto a un cabo de la institución, cuan do se disponía robar una yipeta, en cuyo interior había un niño de cuatro años, que posteriormente fue rescatado.
Informaciones preliminares revelaron que alrededor de las 7:30 de la noche de aquel día, el sargento mayor Joel Guerrero Medina, padre del niño de 4 años, llegó a la Barbería Sandy y Deivi, ubicada en la calle José Rojas, de San Pedro de Macorís, a bordo de la referida yipeta, en compañía del cabo Martínez García, hoy occiso, su esposa Monción de Guerrero y el hijo de ambos.
Guerrero Medina narró que estando dentro de la barbería escuchó una detonación y de inmediato salió, percatándose que desconocidos robaban el vehículo, originándose un intercambio de disparos. Dijo que en ese momento su esposa escapó y desmontó de la yipeta, alertó a las autoridades y reportó la situación, montándose varios dispositivos en autopistas y carreteras.
Fue tras esa acción que agentes del orden, apostados en la autopista Las Américas, próximo a la entrada de Andrés, en Boca Chica, en un punto de chequeo hicieron contacto con los asaltantes y se originó un intercambio de disparos.
Revelaciones
El padre del imputado también aseguró que “El Flaco” vendió, supuestamente, a su sobrina de 13 años a un médico que residía en ese lugar.
“El Flaco y la hermana de él metieron una sobrina pa’llá y, supuestamente, él le dio dinero y la tenía como mujer ahí, le compró carro y apartamento”, espetó.
Según la Policía, una clínica fue allanada luego de que se hiciera mención de una clínica en la Zona Oriental.
TRASLADAN A DAWIN PARA MAYOR SEGURIDAD
Las autoridades han informado de que el recluso Dawin José Trinidad Infante, vinculado en la desaparición de la niña Carla Massiel, junto al imputado Juan Cabral Martínez (Chuti), fue trasladado a la celda Alaska de la cárcel de La Victoria.
Antes estaba en el área de los Galpones.
Trascendió que el mismo tiene restricciones de visitas y para verlo tiene que ser autorizado por la fiscal Diná Llaverías o por el director general de Prisiones, general de brigada de la Policía Nacional, Tomas Holguín La Paz.
Según el expediente del ministerio público referente a este caso, una menor de 8 años de edad manifestó ante la Unidad de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género Intrafamiliar y Delitos Sexuales de la provincia Santo Domingo que vio a Carla Massiel con una mano agarrada, sangre en la nariz y la frente, corriendo de un hombre que ella identificaba como grande y flaco, con dos estrellas en los brazos.
Posteriormente, la menor identificó a Juan Cabral Martínez como la persona que perseguía a Cabrera.
El otro testigo reveló que el mismo día de la desaparición de la niña pudo ver a dos personas que montaron a la niña en una motocicleta. Tras serle mostradas fotografías de los imputados pudo identificar a Dawin José Trinidad Infante como la persona que tenía la pistola en mano, agarró a la menor y la subió a la moto.
Alaska es uno de los doce pabellones con que cuenta la Penitenciaría Nacional de La Victoria, y hasta marzo de este año tenía 572 internos (el número fluctúa constantemente por la movilidad de los reclusos, poco más de 8,000 en total para ese mes), y es considerada la segunda zona más “cómoda”, y por ende una de las más “tranquilas y seguras”, del centro penitenciario después de los “Pasillos B”, donde residen sobre todo extranjeros, aunque eso nunca se puede dar por descontado.
El pabellón “Alaska”, llamado así, por su temperatura fresca debida a su ubicación y al menor hacinamiento comparado con otros pabellones, se encuentra en el ala izquierda del penal y aunque físicamente está unido al bloque octogonal originario, la comunicación con los demás pabellones fue cortada en una reforma estructural hecha en la década de los 90 (aunque el pabellón completamente separado del penal sigue siendo “Los Galpones”).
Las celdas, 26 en total, miden entre 10 y 12 metros cuadrados (casi la mitad de una cancha de tenis) y albergan a un promedio de 25 personas que llegan allí por su buena posición económica, por contactos o por recomendación. Aunque hay internos que duermen en el suelo (“ranas”) y pagan un cupo por hacerlo, el lugar es realmente caro y una “goleta” (lugar donde duermen los reclusos), no cuesta menos de 60,000 pesos.
Fuente: Listin Diario

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