Gisela Mota, una flamante alcaldesa mexicana, estaba aún en pijama y levantándose el sábado pasado cuando un grupo de hombres encapuchados y armados entró a su casa saltando una barda, la arrastró desde su habitación hasta la sala familiar y la acribilló frente a sus padres.
"Yo les dije a ellos, les dije que si querían matarme que me mataran a mí primero, pero ella dijo 'yo soy Gisela', entonces se la llevaron a ella porque ella tenía mucho valor", dijo la madre de Mota, Juanita Ocampo, durante un homenaje en el congreso del estado de Morelos.
La "jalaron de su recámara y la mataron en la sala", añadió la mujer.
En la casa estaban sus familiares, entre ellos un sobrino que había nacido el día anterior. Ocampo dice que la irrupción de los agresores la sorprendió cuando preparaba un biberón para el bebé.
Los familiares fueron sometidos y golpeados por los victimarios, según la madre, que dijo que la alcaldesa de la ciudad de Temixco (centro) "se entregó para que soltaran a todos los demás".
La presidenta municipal, de 33 años, soltera y que aún vivía con sus padres, había asumido su cargo apenas un día antes, el 1 de enero, en el modesto palacio municipal de Temixco, y los vecinos esperaban que arreglara los problemas de la ciudad de 100.000 habitantes.
La casa, con una gran puerta de madera rústica y un horno de barro en la entrada, destaca entre las humildes viviendas de sus vecinos, que dicen que la noche anterior Mota había festejado su toma de mando con música y danzas típicas.
"En la mañana, se oyeron unos seis disparos, creímos que eran cohetones, pero escuchamos que gritaban que habían matado a Gisela", señala Pablo Ortega, un vecino de 48 años, que dice que siete hombres armados llegaron en un automóvil frente a la casa para saltar la barda.