WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró ayer que la lucha contra el racismo en Estados Unidos no ha terminado, durante un discurso en Selma (Alabama, EE.UU.) con motivo del 50 aniversario de la marcha pacífica por el derecho al sufragio de los afroamericanos, que fue un catalizador de la Ley de Derecho al Voto.
"Sabemos que la marcha no ha terminado", dijo el presidente ante miles de personas en el puente Edmund Pettus, donde los activistas fueron duramente reprimidos por la Policía en 1965, episodio que pasó a la historia como el "Bloody Sunday" ("El domingo sangriento").
"Sólo tenemos que abrir nuestros ojos y oídos y el corazón, saber que la historia racial de esta nación todavía proyecta su larga sombra sobre nosotros", agregó Obama.
El mandatario hizo referencia a casos como el de Michael Brown, un joven afroamericano de 18 años que murió el pasado agosto tiroteado en una calle de Ferguson por un policía blanco, en un suceso que desató protestas y disturbios y que abrió el debate sobre el racismo policial.
El Departamento de Justicia publicó esta semana un informe en el que acusa a la Policía de Ferguson de discriminación racial y de violar sistemáticamente los derechos civiles de la población negra, con detenciones sin motivo aparente y el uso excesivo de la fuerza, especialmente contra la comunidad afroamericana.
"Selma nos enseña, también, que la acción requiere que nos despojamos de nuestro cinismo. Por lo que se refiere a la búsqueda de la justicia, no podemos permitir ni complacencia ni la desesperación", agregó.
Obama señaló que sería un "error" concluir que el racismo ha sido desterrado y que la labor de los hombres y mujeres que participaron en la marcha de Selma se ha completado, por lo que hizo un llamamiento a todos los estadounidenses "no solo blancos, no solo negros", a trabajar para elevar el nivel de confianza mutua.
En el acto estuvieron presentes el expresidente republicano George W. Bush y su esposa Laura, así como el gobernador de Alabama, Robert Bentley, y una delegación de un centenar de congresistas encabezada por el demócrata John Lewis, quien participó en la marcha cuando tenía 25 años y a quien Obama se refirió como uno de sus "héroes".
Lewis, quien introdujo al presidente, también coincidió en que "todavía queda trabajo por hacer" y pidió a los ciudadanos "construir sobre el legado de la marcha", en la que él mismo resultó herido.
"Nuestro país nunca volvió a ser el mismo por lo que pasó en este puente", dijo el congresista, que aseguró que si alguien le hubiera dicho ese día de 1965 que estaría presentando al primer presidente negro del país: "hubiera dicho estás loco, has perdido la cabeza".
Fuente: Diario Libre
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