Moliné Rodríguez tuvo estas palabras de rectificación dirigidas a una generación de jóvenes que se formó mientras el purgaba una pena de dos décadas por un crimen que estremeció al país en 1996 y perturbó cada entorno de familia, cosa que ahora el ruega que no le ocurra a nadie.
Moliné Rodríguez, al llegar a su residencia, ubicada en el sector La Castellana de la capital, acompañado de su padre Guarocuya Moliné, dijo que pedía perdón una vez más a la familia de Llenas Aybar, así como a la sociedad, ya que actuó de una manera equivocada en una época donde él era un joven de 18 años.
Dijo que no es la misma persona que era cuando entró al sistema penitenciario en el año 1996 y que el tiempo lo aprovechó para reflexionar y meditar para aprender de los errores que cometió.
“Como ustedes ven yo cumplí la totalidad de mi pena, yo hice esto con la esperanza de que al cumplir la pena completa iba a traer tranquilidad y un poco de paz a las personas que se vieron lastimadas por este hecho”, expresó Moliné Rodríguez.
Expresó que aceptó su culpa y el castigo que se le impuso cumpliendo la pena sin ningún tipo de privilegios en el recinto, al tiempo que agradeció a Dios, que le permitió alcanzar ese momento al lado de su familia, y a su madre que nunca lo abandonó.
“Yo cometí un error pero quiero decirles que he reflexionado mucho. Yo soy dueño de mi conducta y cada quien es dueño de sus actos, yo pienso obedecer y respetar las leyes y tratar de ser un miembro digno de la sociedad”, acotó.
Tras ser preguntado qué hará ahora que está en libertad, Moliné Rodríguez respondió que estará junto a su familia para recuperar el tiempo perdido.
Moliné Rodríguez dijo que “el Señor es su roca” y que mucha gente creyó en él, por lo que espera que la sociedad le dé una segunda oportunidad.
Cuando se le preguntó el motivo por el que cometió el hecho, precisó que la pregunta tiene que ser respondida por quien infirió las 34 puñaladas, en referencia a Mario José Redondo Llenas, quien cumple 30 años de prisión por la muerte de su primo Llenas Aybar.
Dijo sentirse nervioso por tener la atención de los medios de comunicación que lo siguieron desde la cárcel hasta su residencia, ubicada en la urbanización La Castellana.
Sobre su ruego a que se le de un chance para resarcir cuanto hizo en el caso criminal, Moliné argumentó que “si somos una sociedad cristiana, entonces hay que creer que todos se merecen una segunda oportunidad”.
Se comprometió a obedecer y respetar las leyes y a tratar de ser un miembro digno de la sociedad.
El juez explicó que una vez verificados los cómputos, se procedió a cumplir con el procedimiento legal y que posteriormente se envio la orden de libertad, la cual fue ejecutada.
“El tribunal en virtud de lo que establece el artículo 440 del Código Procesal Penal, procedió a verificar el cumplimiento de la sanción a éste y tomando en consideración que, de acuerdo a la documentación que reposa en el tribunal hoy se cumplen 20 años, procedimos en momentos pretéritos a hacer los cómputos por la ley y por vía de consecuencia hacer la extinción de la pena”, expresó. Se recuerda que Llenas Aybar desapareció el 3 de mayo de 1996 y su cadáver fue encontrado por unos campesinos, envuelto en cinta adhesiva, con las manos y pies atados, en el Arroyo Lebrón, próximo a una finca ubicada en el kilómetro 24 de la autopista Duarte.
Su salida de prisión
Moliné Rodríguez salió a las 2:33 de la tarde del Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo-Hombres, en un vehículo. acompañado de sus padres, sin conversar con la prensa.
Minutos antes, sus padres fueron vistos introduciendo en su vehículo las pertenencias de su hijo, mientras éste se despedía del personal del recinto penitenciario donde pasó 20 años.
Una caja con libros y documentos y un bulto fueron colocados en el baúl de la yipeta Nissan color gris de los padres de Moliné Rodríguez, mientras que amigos y allegados del exrecluso esperaban en las afueras del recinto carcelario para saludarlo.
Fuente: LISTIN DIARIO
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