lunes, 3 de febrero de 2014

Voló la última mariposa: miles de personas lanzaron flores al paso del ataúd con los restos de Dedé Mirabal




Ojo de Agua, Salcedo
A las 5:30 de la tarde de hoy, miles de personas se reunieron para darle el último adiós a doña Bélgica Adela Mirabal, mejor conocida como Dedé, en el cementerio municipal de Salcedo, en la misma tumba donde descansaban los restos de sus hermanas, Patria, Minerva y María Teresa.
Durante el trayecto de Ojo de Agua hasta Salcedo, desde los frentes de las residencias, establecimientos comerciales, patios y en las calles, niños, hombres, mujeres y ancianos manifestaban muestras de solidaridad con afiches y lanzando flores por los aportes que hizo a esa provincia.

A las 3:00 de la tarde el obispo de la Diócesis de La Vega, monseñor Antonio Camilo González, ofició una misa de cuerpo presente concelebrada por los obispos titulares, Fausto Mejía de San Francisco de Macorís y el emérito Juan Antonio Flores Santana y un grupo de sacerdotes, diáconos y presidentes de asambleas.
Monseñor Camilo González en la homilía dijo que servir a los demás es un don de Dios y que doña Dedé ofreció servicios con amor, dio ejemplo de trabajo, amistad y de solidaridad a todos los que estaban a su lado.
Dijo que doña Dedé fue sonrisa, fortaleza, belleza, dulzura y que nunca perdió su valentía y sus afanes de servir a los demás. 
También aseguró que no solo se encargó de darles el amor, la educación y solidaridad maternal a sus hijos biológicos, sino también que se encargó de los de sus hermanas cuando estas fueron brutalmente asesinadas. 
“Con la muerte de Dedé se apaga una luz pero se enciende una antorcha en el firmamento”, dijo.
De todos los extractos sociales de la provincia y de otras partes del país acudieron al Club Hermanas Mirabal para dar muestras de solidaridad a su familia y despedir a la última sobreviviente de las hermanas.
Antes de partir el cortejo fúnebre se hizo un breve recital de canciones alusivas a las madres y a las hermanas Mirabal.
Mientras que Minou Tavárez resaltó la valentía de su tía a la que siempre llamaba mamá y que fue la mujer, que a pesar de que en esa época existía un exceso de intolerancia, gritó a los cuatro vientos “asesinos, ustedes fueron quienes las asesinaron”, regalándole a este país la lucha por la libertad que en ese momento estaba secuestrada por el miedo.

Fuente: Listín Diario

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