La reciente tragedia ocurrida en un condominio del sector Naco, donde una mujer perdió la vida y cinco personas resultaron heridas a manos de un joven con historial psiquiátrico, ha puesto sobre la mesa una realidad que por años ha sido ignorada o minimizada: la salud mental necesita atención, inversión y cobertura real en todos los niveles del sistema de salud.
Jean Andrés Pumarol Fernández, identificado como el agresor, llevaba años bajo tratamiento por un diagnóstico psiquiátrico. Su familia ha reconocido públicamente lo desgarrador del momento que viven y ha compartido que, pese al seguimiento médico, su condición se deterioró hasta convertirse en tragedia. Lo que para muchos parecía un incidente aislado, refleja en realidad una problemática creciente que afecta por igual a personas de clase alta y baja, y que no discrimina entre género, edad o estatus económico.
Un problema silencioso que afecta a todos
La salud mental no es un lujo, ni un tema exclusivo de ciertos sectores. Cada día se reportan más casos de depresión, ataques de pánico, ansiedad, esquizofrenia, trastornos de la personalidad y otras condiciones que, sin el acompañamiento adecuado, pueden escalar a niveles de peligro para el propio paciente y para los demás.
La diferencia muchas veces radica en el acceso: mientras algunas personas pueden pagar consultas privadas y tratamientos prolongados, otras simplemente no reciben atención porque no pueden costearla. Pero incluso en los sectores con más recursos, como evidencian casos como el de Jean Andrés, el estigma, la negligencia institucional y la falta de cobertura en los seguros médicos siguen siendo barreras enormes.
Las aseguradoras deben asumir su responsabilidad
Es inaceptable que en pleno 2025, la mayoría de las aseguradoras dominicanas no incluyan cobertura completa para servicios de salud mental. Psiquiatras, psicólogos, medicamentos y terapias deben estar disponibles y accesibles para todos los afiliados, sin importar el plan que tengan. La salud mental debe dejar de ser vista como un extra opcional y pasar a ser un pilar del bienestar integral de cada persona.
La inclusión de estos servicios en los catálogos de aseguradoras no solo es una necesidad médica, sino una responsabilidad social. Invertir en salud mental es prevenir tragedias, es cuidar familias, comunidades y evitar que episodios como el de Naco se repitan.
Un llamado urgente a la acción y a la empatía
Este es un llamado a quienes sienten tristeza profunda, ansiedad constante, pensamientos oscuros, miedo irracional o simplemente algo “no está bien”: no están solos. Hablar, pedir ayuda, ir al psiquiatra o al psicólogo no es signo de debilidad, sino de valentía. Buscar apoyo profesional es el primer paso para sanar, prevenir y vivir mejor.
También es un llamado a las instituciones, al Estado, a las aseguradoras y a la sociedad en general: la salud mental es una prioridad nacional. Que esta tragedia sirva como espejo y como impulso para exigir cambios reales.
Porque prevenir es siempre mejor que lamentar. Y porque la salud mental también es vida.
FERNANDO CASTILLO
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