La epidemia de ébola que desde comienzos de año asuela el Oeste de África amenaza con dejar una «generación perdida» en la región, según ha denunciado este domingo la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf.
Para la mandataria, galardonada en 2011 con el Nobel de la Paz, el virus no respeta fronteras: «Es el deber de todos nosotros, como ciudadanos del mundo, enviar un mensaje de que no vamos a dejar a millones de africanos occidentales solos frente a un enemigo, que desconocen y contra el que tienen poca defensa», reconoció Sirleaf en una carta abierta leída en la emisora BBC.
En la actualidad, Liberia es el país más afectado por la crisis, con 4.262 casos y 2.484 muertes por el virus. En este sentido, según un reciente estudio del gobierno local, la mayor tasa de infección se encuentra presente en personas del tramo de edad entre los 25 y los 34 años. De igual modo, el brote se ha mostrado especialmente sangrante con los trabajadores de la salud: Desde el inicio de la crisis, más de 400 contagios se han registrado entre el personal sanitario de la «zona cero» del brote (188, solo en Liberia), así como se han producido 232 muertes (casi un centenar en territorio liberiano).
«El ébola no es sólo una crisis de salud. Por toda África Occidental, una generación de jóvenes corre peligro de perderse ante la catástrofe económica», destacó Sirleaf. «El tiempo para hablar o teorizar ha terminado. Sólo acciones concretas salvarán mi país, y a nuestros vecinos, de experimentar otra tragedia nacional», añadió la mandataria, en recuerdo de la guerra civil que sacudió el país entre 1989 y 2003.
Sistema deficiente
Aunque algunas miserias, ya estaban en preaviso. Según el Atlas de la Sanidad Mundial, publicado recientemente por la Organización de la Salud, en la vecina Liberia, el número de médicos por cada 10.000 habitantes es de 0.1 (en España, de 37). Y eso, teniendo en cuenta que estas cifras son un promedio entre 2006 y 2013. Por ejemplo, antes de que se desatara la epidemia, el número de galenos liberianos apenas era de 250, para una población cercana a los cuatro millones. En virtud de la crisis, el propio ministro de Defensa del país africano, Brownie Samukai, reconocía que el brote de ébola ya «amenaza la existencia nacional» de Liberia.
Pero para entender lo dantesco de la situación, basta tirar de hemeroteca: el pasado 4 de abril, la máxima autoridad médica de Liberia, Bernice Dahn, reconocía a este diario sus temores de que la epidemia de ébola que se había iniciado en Guinea Conakry hubiera logrado cruzar la frontera hacia su país. Se trataba entonces del primer posible caso.
Apenas seis meses después de sus palabras, en Liberia se han producido más de 4.200 contagios, con casi 2.500 muertes. Más concluyente aún resulta que la propia Bernice, máxima autoridad local frente a la crisis de ébola, se encuentre en los últimos días en cuarentena, después de que su asistente contrajera el virus
La Redacción
No hay comentarios:
Publicar un comentario